domingo, 28 de septiembre de 2008
FORO POR LA DEFENSA DE LOS RECURSOS NATURALES DEL ALTO LERMA
DOMINGO 28 DE SEPTIEMBRE 2008 10.00 HORAS
AUDITORIO DE SN. FRANCISCO XOCHICUAUTLA, LERMA, MEXICO
Fôdiju nu dähthe
Salvemos al Río Lerma
PONENTES:
Octavio Rosas
Landa
Centro de análisis social, información y formación popular
EL CAPITALISMO SALVAJE FRENO DEL DESARROLLO SUSTENTABLE
Hilario Valenzuela
Linares
Presidente ejecutivo de México Sustentable
LOS RETOS Y ORGANISMOS DEL DESARROLLO SUSTENTABLE EN EL SECTOR SOCIAL
Mindahi C. Bastida
Muñoz
Presidente del consejo regional Otomí del alto Lerma
GEOPOLITICA DEL AGUA
sábado, 27 de septiembre de 2008
viernes, 26 de septiembre de 2008
DECLARACIÓN DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS POR LA DEFENSA DE LA MADRE TIERRA Y DEL PADRE RIO LERMA-DATHE
Estamos reunidos en territorio del nacimiento del Padre Río Lerma representantes y miembros de comunidades de los pueblos originarios Ñahñu-Otomí y Náhua, en una ceremonia de reencuentro y desagravio con la Madre Tierra y por el renacimiento de la cuna de nuestro Padre Río Lerma, el Dathe Lerma.
Nos congregamos hombres y mujeres, niñas y niños, jóvenes, los abuelos y las abuelas; nos acompañaron nuestros guías y guardianes de la tradición. Fueron testigos nuestros antepasados que miran con tristeza lo que hemos hecho con nuestros ríos, lagunas y manantiales. Hemos caminado a la orilla del río, hemos depositado nuestras ofrendas: peces, flores, frutos, cantos, música, copal y nuestras plegarias para manifestar nuestro deseo porque el Río Lerma sea nuevamente fuente de vida y esperanza de las comunidades ribereñas y de todos los pueblos de la Cuenca del Lerma. Los pueblos originarios de estas tierras, levantamos nuestra voz y manifestamos al Gobierno Federal, Estatal y Municipal, a los industriales, a los empresarios, a la iniciativa privada y a la sociedad en general que:
1. Ya basta del despojo a nuestros territorios. Basta de la destrucción a nuestra Madre Tierra; no más entubamientos de nuestros ríos y manantiales; para nosotros son sagrados. La extracción del agua ha sido bajo engaños, falsas promesas, bajo convenios entre líderes corruptos, caciques locales y funcionarios llenos de ambiciones.
2. Queremos recuperar nuestras prácticas tradicionales y naturales. Nos oponemos a la producción y al uso de productos tóxicos desechables, a los envoltorios y artículos de plástico, al unicel, los aerosoles, latas y alimentos chatarra, que contaminan nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestros hogares; y el hogar de toda la gente: La Madre Tierra. Nos oponemos a este modelo de vida insustentable y al consumismo, que provoca basura.
3. Rechazamos los proyectos insustentables como el Parque Industrial Toluca-Lerma, que despojó a nuestras comunidades otomíes de sus territorios y los convirtió en obreros asalariados de patrones y empresarios; les prometieron progreso y desarrollo, y sólo destruyeron nuestras formas de vida comunal, de autoconsumo, de desarrollo armónico, y de paso, contaminaron a nuestro Río Lerma con sus desechos químicos, envenenando a los hermanos peces y vegetales. De igual forma, rechazamos la inversión de dinero en proyectos de tratamiento de agua que son ineficientes por no ocupar sistemas de tecnologías apropiadas a los contaminantes vertidos a las aguas de cauce natural. Por ello, exigimos que cada industria instale su propio sistema de tratamiento de efluentes, ocupando la tecnología eficiente que existe, la cual debe adecuarse al contaminante que la industria genere. Que en los municipios y comunidades también se instalen sistemas eficientes de tratamiento de aguas residuales.
4. Proponemos usos alternos a los drenajes, como sanitarios secos.
5. Exigimos el respeto a las formas de vida de nuestros pueblos. No a la práctica de caza deportiva que nos ofende y agrede, porque destruye y mata por deporte. Condenamos y denunciamos la caza de patos en las ciénegas de Chignahuapan, Chimaliapan y Chiconahuapan, donde con la anuencia de las autoridades del Ayuntamientos y de autoridades locales, se asesinan a los patos que vienen del Canadá y de Norte América, así como a especies nativas y endémicas.
6. Pedimos se respeten nuestros lugares sagrados, como los lagos, los ríos, manantiales y montes. Demandamos se reconozcan nuestros territorios, zonas de vida y cuna de nuestras culturas milenarias. Exigimos se respete nuestra libre determinación y nuestra autonomía territorial como pueblos originarios.
7. Proponemos una nueva conciencia basada en la educación de respeto y convivencia con la Madre Naturaleza. Los pueblos originarios proponemos y nos comprometemos a educar a los niños y jóvenes para estar más en contacto con la tierra y no sólo estar en oficinas, en el concreto, en el ruido y en el smog.
8. Los pueblos originarios rechazamos el establecimiento de más industrias y fábricas contaminantes en nuestros territorios. Estas son una forma de colonialismo y control de nuestra vida. A la vez, exigimos que aquellas industrias altamente contaminantes sean retiradas del Parque Industrial por afectar negativamente al Río Lerma y quienes vivimos a sus orillas. Que se instalen industrias socialmente responsable.
9. Exigimos que se inicien los asuntos legales y jurídicos pertinentes para que los industriales, el Gobierno Federal y Estatal cumplan con retribuir a cada una de las comunidades originarias afectadas con una indemnización. Para ello, deberá diseñarse un sistema de estimación del nivel de afectación, el cual deberá ser elaborado y aplicado con amplia participación de representantes comunitarios competentes.
10. Apoyamos al pueblo matlatzinca por su heroica lucha por la defensa del Río Verde o Temascaltepec, que nace en San Francisco Oxtotilpan y que el Gobierno pretende despojarles para entubarlo. Sabemos por experiencia que esto provocaría la muerte de un río.
11. Se han secado ríos sagrados como el de San Juan, del Pueblo Tlahuica; se han secado manantiales en las montañas Otomíes de Temoaya; se han casi secado lagunas como la de Chignahuapan. Ya no toleramos otros cinco siglos de despojo y destrucción de nuestros recursos naturales.
12. Nos proponemos organizarnos todas las comunidades y pueblos originarios para defender el río Lerma que aún tiene una esperanza de vida, porque donde nace, aquí, en el Alto Lerma, todavía corren semillas de vida: hay peces, tulares y vuelven los patos. Desde el origen, desde el nacimiento de nuestro Padre Sagrado el Río Lerma, anunciamos el Nacimiento de un Tiempo Nuevo, el Nuevo Amanecer del Valle Matlatzinca. Aquí comienza a florecer la lucha por la defensa de nuestros territorios; aquí renace la esperanza de una vida más armoniosa, más digna. Aquí hacemos un nuevo pacto con la Madre Tierra, porque venimos de ella y somos de ella. Llamamos a todas la mujeres y los hombres indígenas y mexicanos todos, a construir el cambio por una nueva humanidad, por el despertar de la conciencia, por la libertad y el respeto a la vida.
POR UN NUEVO AMANECER
Kjamadi
Consejo Regional Otomí del Alto Lerma
Conmsejo Mexicano para el Desarrollo Sustentable A. C.
Nota: este declaratoria se realizó con base en la Carta de los Pueblos Indígenas por la Defensa de la Madre Tierra y del Padre Río Lerma (1996).
Nos congregamos hombres y mujeres, niñas y niños, jóvenes, los abuelos y las abuelas; nos acompañaron nuestros guías y guardianes de la tradición. Fueron testigos nuestros antepasados que miran con tristeza lo que hemos hecho con nuestros ríos, lagunas y manantiales. Hemos caminado a la orilla del río, hemos depositado nuestras ofrendas: peces, flores, frutos, cantos, música, copal y nuestras plegarias para manifestar nuestro deseo porque el Río Lerma sea nuevamente fuente de vida y esperanza de las comunidades ribereñas y de todos los pueblos de la Cuenca del Lerma. Los pueblos originarios de estas tierras, levantamos nuestra voz y manifestamos al Gobierno Federal, Estatal y Municipal, a los industriales, a los empresarios, a la iniciativa privada y a la sociedad en general que:
1. Ya basta del despojo a nuestros territorios. Basta de la destrucción a nuestra Madre Tierra; no más entubamientos de nuestros ríos y manantiales; para nosotros son sagrados. La extracción del agua ha sido bajo engaños, falsas promesas, bajo convenios entre líderes corruptos, caciques locales y funcionarios llenos de ambiciones.
2. Queremos recuperar nuestras prácticas tradicionales y naturales. Nos oponemos a la producción y al uso de productos tóxicos desechables, a los envoltorios y artículos de plástico, al unicel, los aerosoles, latas y alimentos chatarra, que contaminan nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestros hogares; y el hogar de toda la gente: La Madre Tierra. Nos oponemos a este modelo de vida insustentable y al consumismo, que provoca basura.
3. Rechazamos los proyectos insustentables como el Parque Industrial Toluca-Lerma, que despojó a nuestras comunidades otomíes de sus territorios y los convirtió en obreros asalariados de patrones y empresarios; les prometieron progreso y desarrollo, y sólo destruyeron nuestras formas de vida comunal, de autoconsumo, de desarrollo armónico, y de paso, contaminaron a nuestro Río Lerma con sus desechos químicos, envenenando a los hermanos peces y vegetales. De igual forma, rechazamos la inversión de dinero en proyectos de tratamiento de agua que son ineficientes por no ocupar sistemas de tecnologías apropiadas a los contaminantes vertidos a las aguas de cauce natural. Por ello, exigimos que cada industria instale su propio sistema de tratamiento de efluentes, ocupando la tecnología eficiente que existe, la cual debe adecuarse al contaminante que la industria genere. Que en los municipios y comunidades también se instalen sistemas eficientes de tratamiento de aguas residuales.
4. Proponemos usos alternos a los drenajes, como sanitarios secos.
5. Exigimos el respeto a las formas de vida de nuestros pueblos. No a la práctica de caza deportiva que nos ofende y agrede, porque destruye y mata por deporte. Condenamos y denunciamos la caza de patos en las ciénegas de Chignahuapan, Chimaliapan y Chiconahuapan, donde con la anuencia de las autoridades del Ayuntamientos y de autoridades locales, se asesinan a los patos que vienen del Canadá y de Norte América, así como a especies nativas y endémicas.
6. Pedimos se respeten nuestros lugares sagrados, como los lagos, los ríos, manantiales y montes. Demandamos se reconozcan nuestros territorios, zonas de vida y cuna de nuestras culturas milenarias. Exigimos se respete nuestra libre determinación y nuestra autonomía territorial como pueblos originarios.
7. Proponemos una nueva conciencia basada en la educación de respeto y convivencia con la Madre Naturaleza. Los pueblos originarios proponemos y nos comprometemos a educar a los niños y jóvenes para estar más en contacto con la tierra y no sólo estar en oficinas, en el concreto, en el ruido y en el smog.
8. Los pueblos originarios rechazamos el establecimiento de más industrias y fábricas contaminantes en nuestros territorios. Estas son una forma de colonialismo y control de nuestra vida. A la vez, exigimos que aquellas industrias altamente contaminantes sean retiradas del Parque Industrial por afectar negativamente al Río Lerma y quienes vivimos a sus orillas. Que se instalen industrias socialmente responsable.
9. Exigimos que se inicien los asuntos legales y jurídicos pertinentes para que los industriales, el Gobierno Federal y Estatal cumplan con retribuir a cada una de las comunidades originarias afectadas con una indemnización. Para ello, deberá diseñarse un sistema de estimación del nivel de afectación, el cual deberá ser elaborado y aplicado con amplia participación de representantes comunitarios competentes.
10. Apoyamos al pueblo matlatzinca por su heroica lucha por la defensa del Río Verde o Temascaltepec, que nace en San Francisco Oxtotilpan y que el Gobierno pretende despojarles para entubarlo. Sabemos por experiencia que esto provocaría la muerte de un río.
11. Se han secado ríos sagrados como el de San Juan, del Pueblo Tlahuica; se han secado manantiales en las montañas Otomíes de Temoaya; se han casi secado lagunas como la de Chignahuapan. Ya no toleramos otros cinco siglos de despojo y destrucción de nuestros recursos naturales.
12. Nos proponemos organizarnos todas las comunidades y pueblos originarios para defender el río Lerma que aún tiene una esperanza de vida, porque donde nace, aquí, en el Alto Lerma, todavía corren semillas de vida: hay peces, tulares y vuelven los patos. Desde el origen, desde el nacimiento de nuestro Padre Sagrado el Río Lerma, anunciamos el Nacimiento de un Tiempo Nuevo, el Nuevo Amanecer del Valle Matlatzinca. Aquí comienza a florecer la lucha por la defensa de nuestros territorios; aquí renace la esperanza de una vida más armoniosa, más digna. Aquí hacemos un nuevo pacto con la Madre Tierra, porque venimos de ella y somos de ella. Llamamos a todas la mujeres y los hombres indígenas y mexicanos todos, a construir el cambio por una nueva humanidad, por el despertar de la conciencia, por la libertad y el respeto a la vida.
POR UN NUEVO AMANECER
Kjamadi
Consejo Regional Otomí del Alto Lerma
Conmsejo Mexicano para el Desarrollo Sustentable A. C.
Nota: este declaratoria se realizó con base en la Carta de los Pueblos Indígenas por la Defensa de la Madre Tierra y del Padre Río Lerma (1996).
OBSERVATORIO SOCIAL DEL AGUA
¿POR QUE TENEMOS QUE CONFORMAR EL OBSERVATORIO SOCIAL DEL AGUA EN LA CUENCA DEL ALTO LERMA?
La cuenca Lerma-Chapala se extiende desde el nacimiento en el Área Natural de las Ciénegas del Alto-Lerma, a casi 4 mil metros de altitud en el Valle de Toluca, hasta su desembocadura en el lago de Chapala, con una extensión de 53 mil km2, representa casi el 3% del territorio nacional y se encuentra situada entre los Estados de México, Guanajuato, Michoacán y Jalisco. El Instituto Nacional de Ecología ha declarado que diversas regiones de esta cuenta se encuentran en estado de emergencia ambiental, al punto de estar en riesgo la existencia de sus ecosistemas, especialmente la cuenca del Alto Lerma y la Región del Bajío.
El Observatorio Social del Agua nace como un espacio de acuerdo, negociación, dialogo y análisis de propuestas y resultados a la problemática que afecta a los pueblos del Alto Lerma. Para ello busca la correcta interacción entre los gobiernos locales, estatales y federal, los grupos empresariales e industriales, y impulsando la participación activa de las comunidades que habitan en la zona, a fin de que con esfuerzos conjuntos como resultado soluciones consensuadas se implementen los mecanismos de rescate y preservación que tengan como base el apoyo ciudadano.
Se desarrollaran para ello talleres, foros, recorridos, conferencias y capacitación tendientes a fortalecer las relaciones sociales que contribuyan a la sustentabilidad de la zona, impulsando también al sector social y a los grupos comunitarios a general acuerdos, compromisos y propuestas que permitan una transformación profunda en la Cuenca.
Además, se difundirán mediante esta vía los estudios encaminados a instrumentar una estrategia social que promueva la pertenencia y la protección de la ciudadanía hacia sus recursos ambientales y su valor económico.
8. MONITOREO
9. CONSULTA Y PARTICIPACION
10. CAPACITACION
11. INVESTIGACION E INNOVACION
12. COMUNICACIÓN Y DIFUSION
13. DENUNCIA PÚBLICA
14. MOVILIZACION
Participa: Domingos 10 a.m. en la casa Chimaliapan en Tultepec, Lerma, México.
HERRAMIENTAS PARA SEMBRAR AUTONOMIA.
El problema. En México el ataque de las transnacionales y los gobiernos federal, estatal y municipal contra las comunidades campesinas e indígenas es muy vasto, muy brutal. Quieren expulsar de sus vitales espacios a la gente que ha cuidado sus territorios y sus recursos (agua, bosque, biodiversidad) mediante una vida dedicada a la siembra, la caza, la recolección y artesanía en convivencia respetuosa con los seres naturales y espirituales con quienes forman una unidad.
Ante este ataque, las comunidades comienzan a entender que ser expulsados del campo mexicano los llevara (como trabajadores casi esclavizados) a los campos de labor de las grandes empresas que roban la riqueza de los territorios de donde fueron expulsados. Comienzan a entender que cuando tienen que irse a las ciudades, hacen mas graves la necesidades de la ciudad, por ejemplo el agua, la basura, y se enfrentan a cantidad de problemas que no imaginaban estando sus regiones. Una ciudad con más problemas empuja por apoderarse de más recursos del campo, lo que permite que los gobiernos y las empresas intenten despojar a más y más campesinos de su tierra, sus recursos, sus espacios y su libertad.
La decisión. Repensando juntos en talleres, seminarios y encuentros, los pueblos indios han concluido que es urgente no quedarse con una visión chiquita del mundo. Que están solos ante las opresivas leyes (que con mañas aprobó el Congreso federal para darle manga ancha a las empresas), y que solos habrán de enfrentar los ataques que sufren. Saben que fortalecer la autonomía en los hechos, en la vida cotidiana, es igual de urgente y los pone a pensar, como sus ancestros les decían, integralmente.
Las tareas. De todos los rincones de México, desde las asambleas de las comunidades indígenas salen propuestas:
1.- Hacer un diagnostico detallado de sus regiones. Quiénes son los caciques, quienes tienen el poder en las regiones. Qué agencias del gobierno dividen a las comunidades. Cual es el papel de los programas de asistencia, educación, cultura y desarrollo que impulsa el gobierno. Que impacto tiene que le certifiquen parcelas individuales en un territorio que antes era común, trabajo en común.
Por qué quieren certificar el quehacer de los médicos tradicionales. “Por qué quieren saber cuantos ojos de agua tenemos y por qué quieren certificarlos. Cómo fortalecer nuestro espacio de participación política, no la de los partidos y las elecciones, sino aquí, ahora, en las regiones donde vivimos. Quiénes tienen el poder económico y político en las regiones, el país y a nivel internacional. Cuales empresas intentan apoderarse de todo. Qué megaproyectos quieren imponer y cuales serian sus efectos. Quiénes son los intermediarios que meten mercancías en las regiones, encarecen la vida de las comunidades y crecen el número de cosas que realmente no nos sirven. Cómo vamos a ejercer un autogobierno y proyectos conjuntos entre iguales a nivel regional, cuando las comunidades aisladas no pueden realmente romper cerco alguno”.
2.- Repensar la visión de lo que es una región. Pensar la nación desde las comunidades y pensar el nivel comunitario desde el punto de vista de una complejidad nacional y global. Hay que ser como pájaros y ver el panorama, el horizonte, completo.
3.- recuperar la iniciativa propia, lo creativo, haciendo caso de lo que realmente necesitan los pueblos- y no lo que nos han impuesto o quieren imponernos. Como desmontar o darle la vuelta a las mediciones y la corrupción. Acercar la vida y las decisiones es reconstituirnos como comunidad, como pueblo indígena, como sujetos.
4.- Recuperar nuestra historia. Y los saberes tradicionales y actuales que desde hace siglos le dan vida a nuestro territorio. Hay que hacerle caso a los ancianos y a los sabios. Repensar quienes éramos, por que nos quieren desaparecer y como defendernos.
5.- Entender nuestra verdadera soberanía. Casi todos los bosques son custodiados por los pueblos indígenas, son de las comunidades, y los cuidan en colectivo. Pero que soberanía tendremos cuando la conservación de nuestros recursos este regulada por el precio de los bonos de carbono y de servicios ambientales hidrológicos en la bolsa de valores de Nueva York. No queremos que el control economito de fragmentos de nuestro territorio integral este secuestrado por patentes, certificaciones, contratos con empresas, dependencia de las transnacionales productoras de semillas transgénicas. Ni por un gobierno corrupto y represor.
6.- La propiedad individual de la tierra rompe los territorios. Hace imposible el cuidado integral comunitario del bosque y nos parta de nuestro cuidado del agua. Con el pretexto de la ‘seguridad jurídica sobre la propiedad de la tierra’, únicamente garantizan que los inversionistas privados nos invadan.
7.-Privatizar la tierra rompe la organización comunal. Cuando la tierra se vuelve propiedad individual ya no permite que los pueblos indígenas decidamos sobre nuestro territorio o que cuidemos lo que la madre tierra nos ha dejado como encomienda para disfrutar y dejar a las siguientes generaciones.
8.- Las empresas quieren dominar la organización profunda de las comunidades. Pero nosotros conocemos nuestros territorios, sabemos como están y como cuidarlos. Tenemos lo necesario para gobernarnos, mediante nuestras asambleas, a nuestro propio y respetuoso modo. Ya no podemos permitir tantas normas impuestas, pues acabaríamos haciendo solamente lo que ellos quieren. Sin nuestra tierra no podemos ser los que somos.
9.- Hay que negarnos a los modelos tecnológicos que promueven y nos imponen plantaciones, planes de manejo, individualización y comercio de tierra, registros de propiedad de fuentes de agua, biopirateria, semillas transgenicas, servicios ambientales y ecoturismo. Estas maneras de “reordenar el territorio” aíslan y rompen nuestra relación comunitaria con el entorno. Liquidan las estrategias de cuidado desde hace siglos durante nuestros pueblos y sustituyen los saberes ancestrales de cuidado por conocimientos profesionales, de oficina, que no sirven.
10.- Debemos defender nuestra visión, que integra nuestros territorios – bosques, tierra, agua, cultivo de maíz y autogobierno. Los proyectos aislados no sirven. Solo nos fragmentan más.
11.- Cultivos que refuercen soberanía. La primera soberanía, la más fundamental autonomía, es organizarnos para producir nuestra propia comida.
Debemos defender por todos los medios el maíz, que no es un producto sino un modo de vida plena, una vida de sembradores, de campesinos, que cuidamos el maíz criados y enseñados por la milpa (que es una comunidad que nos enseño el valor de la diversidad) donde el maíz se relaciona con muchas otras plantas. Si lo pueblos, o las muchas comunidades campesinas, producen su propia comida, no tienen que pedirle permiso a nadie para ser, para existir. Esta es una propuesta muy fuerte. De ella surgen los fundamentos de la autonomía de nuestras comunidades campesinas indígenas, rurales.
Es urgente defender nuestra vida en la siembra produciendo nuestra comida. Nuestras labores no son un empleo para comprar comida con un sueldo de explotados, es acto creativo que refuerza la plenitud de la comunidad.
Solo con maíz nativo propio (no su versión desfigurada y transgenica comercial) cultivado por la comunidad para depender los menos posible del mercado, podemos defender el agua, los bosques, los recursos naturales, los saberes agrícolas, médicos y otras técnicos ancestrales y actuales, y todo nuestro sistema de imparticion de justicia, las asambleas y el trabajo colectivo. Sin maíz cultivado por nosotros no hay autogobierno en las comunidades. Si no existe más la posibilidad de tener maíz propio, nos vuelven dependientes de las compañías que diseñan y producen semillas comerciales. Y acabamos de obreros en la ciudad.
12.- La comunidad. Otro pilar de la autonomía es la comunidad, que es el espacio donde nos completamos un poco, pensamos, entendemos y trabajamos juntos. Donde tenemos un profundo respeto por lo sagrado, por impartir justicia buscando un entre quienes formamos la comunidad, sin castigos inhumanos; por respetar y darle valor a cada uno de los miembros del colectivo. En la comunidad hay conflictos, como en cualquier rincón del mundo. Hay violencia. Pero en las comunidades uno solo esta “podrido” pero con lo que sienten, piensan y buscan los otros con cada quien, formamos comunidad. La autonomía es un intento, una herramienta, como el arado, para evitar que se desgaste nuestra comunalidad: lo que soñamos y logramos juntos. Es un intento para renovarlo todo vez tras vez.
13.- Asambleas. Hay que reforzar los espacios de decisión entre iguales. Donde pensamos juntos. Las asambleas son la máxima autoridad de la comunidad porque en ellas cada quien puede decir su palabra y ser escuchad. Su palabra tiene peso.
Hoy en muchas regiones las asambleas ya no son muy fuertes, pero hay el impulso por revivirlas, y volver a trabajar pensando y entendiendo en común, juntos.
Donde las asambleas son fuertes, los programas de gobierno, los caciques que invaden o las empresas con sus tretas no logran mucho, por que la claridad de la asamblea frena o resuelve los problemas. Donde las asambleas son débiles, la comunidad se rompe y pierde, poco a poco o de repente, la fuerza para resistir las invasiones, la corrupción y los programas de gobierno.
14.- Autoridades. Una comunidad o una alianza de comunidades necesitan autoridades que sirvan a la gente, a esas asambleas generales.
Las leyes agrarias solo reconocen a las autoridades agrarias. Pero son igual de importantes los gobernadores tradicionales, los sabios, que actúan y aconsejan desde la tradición y la cosmovisión de una comunidad o de todo un pueblo. Juntas, las autoridades agrarias y tradicionales se vuelven un consejo de gobierno que le da mucha fuerza a la comunidad poniendo en practica las decisiones tomadas por la asamblea general de habitantes y no solo a los comuneros reconocidos en los estatutos de bienes comunales o ejidales derivados de la Constitución mexicana. Al ser un consejo de gobierno que responde a la asamblea, que “manda obedeciendo”, la autonomía logra gran legitimidad.
15.-Territorio. Para que la autonomía sea posible tiene que tener, como centro de toda acción, el territorio que le da vida.
El territorio es el balance que hemos logrado en siglos o milenios de relación con la naturaleza.
El territorio no es solamente la tierra. Son también el agua, el bosque, la biodiversidad, los recursos naturales (“los seres vivos materiales y espirituales”, dice los Zapotecos de la sierra Juárez de Oaxaca), la tierra y, sobre todo el saber colectivo acumulado que relaciona todo lo que ahí existe. Sin estos saberes ancestrales y actuales, los pueblos indígenas no seriamos lo que somos. (Cuando llegan funcionarios a promover políticas ajenas y nos dicen que nos van a ayudar a reordenar el territorio para “expandir nuestras capacidades productivas y ecológicas”, las comunidades indígenas reímos”. Eso es lo que hemos venido haciendo por lo menos hace diez mil años”, contesta la comunidad. El territorio es ya un orden, un equilibrio con todo. “Nosotros sabemos donde ranchear, donde sembrar, como hacer que el bosque viva y se mantenga, como hacer que llegue la lluvia y a donde”)
Debemos repensar nuestra condición, entender que lo que hemos hecho por siglos vale, sirve, y que es crucial controlar nuestros territorios. Sin territorio, sin este tejido de saberes antiguos y actuales que nos han permitido sobrevivir, cualquier respuesta aislada fortalece el ataque contra nosotros.
16.- La tierra es invaluable. Ser campesinos nos hace reverenciar, respetar y entender el profundo valor de la tierra, la Madre Tierra. “Ella nos cuida a todos. No es solo un madre como dice la gente, es nuestra hermana, nuestra hijita, y por supuesto nuestra amante. Le pertenecemos, no la poseemos, y por supuesto, no tiene precio”, dice don Simón de la Cruz, sabio huichol. Un campesino nahua de San Salvador Atenco lo dijo cuando enfrentaba la amenaza de un aeropuerto en sus tierras: “Fijarle precio a una tierra de cultivo es una agresión, no importa sea el precio, sean siete, setenta, setecientos, siete mil, setenta mil o siete millones, billones o trillones, nunca podrán igualar lo que esta tierra puede producir con mi cuidado, el de mis hijos, mis nietos, mis bisnietos o tataranietos hasta el fin de los tiempos”.
17.-Economía. Si somos cultivadores, cuidadores del mundo, campesinos que sembramos nuestra propia comida, tenemos la urgencia de salirnos, lo más posibles, de la economía de mercado. Muchas comunidades insisten en que no son cultivos de subsistencia o autoconsumo, sino cultivos soberanos. “Producir para vender y luego comprar comida”, dice una autoridad zapoteca, “nos hace perder nuestra soberanía alimentaría y laboral, siendo que somos gente de maíz. Un pueblo que compra semillas, que compra comida, no es un pueblo que pueda gobernarse a si mismo. Debemos estar orgullosos de cultivar y criar nuestro propio maíz pa’ que coma la familia, la comunidad, reforzar nuestros saberes antiguos, lo de nuestros ancianos, y buscar las nuevas tecnologías integrales que este de acuerdo con estos saberes y los complementen. Debemos recurrir a subsidios autónomos y fijar nuestros propios precios de garantía a nivel regional entre las comunidades que nos aliemos para hacerlo. Debemos atrevernos a dejar de gastar en alimentos industrializados que no nos son indispensables. Hagamos un llamado a los migrantes para que nos apoyen. Hay que regresar a los mercados pequeños, basados en el trueque, o en el intercambio local, para lograr una vida más manejable. Hay que consumir lo que producimos, en nuestras regiones; podemos producir lo que requerimos”.
18.- Tiendas comunitarias. Podemos instalar tiendas comunitarias regionales, que le den la vuelta a los intermediarios, los caciques regionales que introducen mercancías en muchas regiones y que encarecen muchísimo los productos. Impulsar así un comercio local, comunitario, para servir a distantes rancherías, con precios bajos y ganancias que van directo a la administración supervisada por las asambleas.
19.- Educación alternativa. La escuela nos esta acabando. Mientras no busquemos una educación basada en nuestra propia visión, con conocimientos y saberes que nos sirven para ser libres no vamos a lograr nada. Hay que buscar modos nuevos de crear situaciones donde todos aprendamos. Buscar que los jóvenes, como voluntarios, practiquen muchas técnicas antiguas y actuales para ahorrar leña, captar agua, que hacer con la basura, hacer abonos orgánicos, cuidar el bosque, combatir incendios, guardar e intercambiar semillas tradicionales, recuperar suelos erosionados no solo a nivel de parcela sino a nivel micro regional, revitalizar aguajes, diversificar cultivos y actividades para recuperar nuestro territorio y reforzar sus orillas con proyectos integrales propios. Reforzando la orilla del territorio en tierras recuperadas les da a los jóvenes un sentido de la resistencia que luego otros no tienen. Con talleres de intercambio de experiencias los jóvenes se empapan de los problemas y se vuelven grupos de estudio y trabajo, a nivel milpa, donde combinan saberes antiguos con la más alta tecnología.
EL SAQUEO DEL AGUA EN LA CORONA DE CIUDADES.
El Valle de Toluca y el Estado de México fueron concebidos en los años cuarenta del siglo XX como una gran región industrial paralela a la ciudad de México, en las zonas de Toluca, Naucalpan, Tlalnepantla, Cuautitlan y Ecatepec.
Desde el inicio, la industrialización de la región se cimentó en el uso ilimitado de los bosques, tierras, aguas y seres humanos de la región, tanto a favor de la poderosa ciudad de México, como de la industria local. Con tanto éxito, que la parte mexiquense de la ciudad de México concentra hoy más población que el Distrito federal. Toluca, como capital del Estado de México, coordina un inmenso poder económico y cada nuevo gobernador mexiquense se convierte en uno de los personajes económicos y políticos más importantes del país. El artífice de esta historia fue Carlos Hank González, personaje no solo ligado a la gran industria y el capital alemán, sino también a la siniestra familia Bush y el narcotráfico. De presidente municipal de Toluca, Hank paso a ser gobernador del estado de México y regente de la misma ciudad de México, para finalmente estar a cargo de varias secretarias de el Estado durante el periodo de Carlos Salinas. Hank González logro que el grupo Atlacomulco fuera el principal beneficiario y representante de la urbanización salvaje de la región. Entre tanto, la burguesía de ambas regiones hace de los bosques de la Sierra de las Cruces su lugar preferido para emplazar clubes de golf, fraccionamientos de superlujo y los mas ostentosos malls, lo que termina secando y contaminando los ríos, lagos y ciénegas del valle de Toluca, deforestando las sierras, sobreexplotando los acuíferos, impidiendo su recarga, pudriendo ríos canalizados, así como despojando y desplazando a los pueblos hñañhu y mazahua hacia las ciudades.
La insustentabilidad ambiental, social y económica del estado provoca la rebelión de numerosos pueblos. De ahí el incansable trabajo de autogestión que hace tres décadas sostiene el MUP en toda la entidad, la defensa de los sistemas independientes de agua potable de Santa Maria Tulpetlac y santa Clara en Ixtapaluca, la lucha de los pueblos de Tecamac y la providencia contra los megabasureros del área o contra los proyectos de incineración de basura, el heroico levantamiento del pueblo de Atenco contra el megaproyecto aeroportuario, la lucha de las indígenas mazahuas contra la expansión del sistema Cutzamala, la lucha de los hñañhu por el rescate de ciénegas en el “Padre Lerma”, la lucha por la salud de los trabajadores agrícolas del corredor hortifloricola en Villa Guerrero y Tenancingo, la lucha de los vecinos de El Cerrito en Naucalpan y el parque de Los Remedios por la defensa de los espacios de recreación colectiva frente a los despojos empresariales e inmobiliarios, la lucha de los pueblos del pie de monte de la Sierra Nevada contra la deforestación, el libramiento carretero hacia Cuautla y la especulación inmobiliaria, la lucha de los vecinos de Zempoala contra la deforestación del Chichinautzin o la lucha de los pueblos de Atlapulco, Chalma, Etc., contra deforestación y nuevos proyectos carreteros hacia el poniente de Morelos.
Morelos, en el pasado lleno de tierras fértiles, aguas y campesinos en lucha, padece desde hace 40 años un proceso de urbanización que crea grandes ciudades sin servicios urbanos elementales (abasto de agua, drenaje, basura). Tras los pasos de Puebla, Tlaxcala y Apizaco, las dos ciudades principales de Morelos (Cuernavaca y Cuautla), ya interconectan poblaciones como Jiutepec, Temixco, Emiliano Zapata, La Joya, Ayala, Yecapixtla, Oaxtepec, Cocoyoc, Yautepec, etc., y están a punto de unificarse en una sola marcha urbana, que puede convertirse en una de las grandes ciudades del país.
Las empresas inmobiliarias promocionan, entre tanto, miles de casas “Auschwitz” con la imagen ilusoria de espacios para el descanso y “recursos ilimitados de agua” para solaz consumo de las clases medias del DF. La proyección de nuevas carreteras estimula la imaginación de los urbanizadores, como en el caso del libramiento del norte de Cuautla y el norponiente de Cuernavaca, entre Fierro de Toro y Xalatlaco, o bien, en las carreteras Chalco-Nepantla-Cuautla, Veracruz-Acapulco y Alpuyeca-Toluca. Junto con estas, se alienta la construcción de gasolineras, universidades privadas, centros de convenciones, hoteles, zonas de tolerancia, clubes de golf, invernaderos, aeropuertos, centros comerciales, balnearios y parques acuáticos, mientras la demanda creciente de materiales de construcción alienta a las empresas mineras a abrir cráteres y tajos para extraer cemento, arena, yeso, etc., en zonas naturales protegidas.
La firma del TLCAN impuso un consumismo urbano en los centros comerciales que densifican la masa de basura en todos lados, sin que a las autoridades les interese la solución del problema. Espejo de ello es el descuido con que se construyen los principales basureros, viejos o nuevos, sobre las principales barrancas del estado donde se capta y nace el agua limpia. La deforestación, saqueo y contaminación del agua, la violación de zonas protegidas o la ausencia de planes de ordenamiento territorial afines a los pueblos tienen detrás de si a las instituciones de agua, medio ambiente y urbanización (diseñadas con el propósito explicito de que no se les pueda aplicar ningún juicio político) que se dedican al jugoso negocio de otorgar todo tipo de permisos y concesiones para el saqueo de recursos y lugares donde viven y trabajan los morelenses.
La lucha de los pueblos y vecinos de las ciudades en contra de las empresas urbanizadoras, gasolineras o comerciales, así como en contra de las instituciones que solapan deforestación, basureros, despojo de tierras, manantiales o lugares en donde simplemente se vive, es cada vez mas generalizada. Es el caso de la lucha de los 13 pueblos del sur de Morelos que defienden los manantiales Chihuahuita, El salto, El Zapote y santa Rosa; de los, pueblos de Alpuyeca en contra de la construcción de gasolineras, etc. Por ello, en julio de 2007, se reunieron 48 pueblos en Xoxocotla para realizar un congreso de Pueblos que suma fuerzas y defienden recursos, detiene agresiones y desarrolla respuestas autogestivas.
La hermosa zona norte de la ciudad de México es donde en los últimos cuarenta años ha ocurrido la más densa concentración industrial de país, la peor contaminación de aguas y aires, la mayor acumulación de basura, sobreexplotación de acuíferos y destrucción de tejidos comunitarios de los pueblos originarios. Con el recambio tecnológico y las sucesivas crisis de los últimos veinte años, el área se ha convertido en una zona de maquila domiciliaria fugaz, generación de desempleo, emigración y criminalidad. El capital remata la región convirtiéndola en el principal laboratorio para emplazar “casa de interés social”. Durante el periodo de Vicente Fox, se construyeron 400 mil viviendas solo en el Estado de México, abriendo la puerta a negocios personales de selectos personajes de política mexicana como el exgobernador Arturo Montiel, La familia Bibriesca y su eminencia, el obispo de Ecatepec, Onesimo Zepeda.
Como continuación, Felipe Calderón quiere superar a su antecesor y desarrollar un proyecto mas ambicioso de expansión urbana, ya no solo en el norte del estado de México, sino en el sur del estado de Hidalgo,. En los próximos 5 años pretende construir 1.25 millones de casa del mismo tipo, para el confinamiento de 5 millones de personas, cientos de malls, decenas de basureros (principalmente en Tecamac, Estado de México y Zimapan, Hidalgo) y un nuevo aeropuerto en Tizayuca, Hidalgo. Para sostener semejante pasadilla, abogados , jueces y legisladores de los despojos “organizan” nuevos usos de suelo, mientras los ingenieros de saqueo preparan un nuevo robo de agua que substraiga el recurso desde el alto Cutzamala, en el poniente, y en la Sierra nevada del oriente del estado, mediante el Microcircuito mexiquense.
A diferencia de los años sesenta y setenta, en el que la industrialización precede la urbanización, ahora se planean servicios que sostengan los negocios de la inmigración y especulación inmobiliaria previamente operantes. No esta claro, por lo mismo, si son reales las fuentes de empleo que permitirán la concentración de millones de personas en las nuevas “ciudades modelo” del Calderón.
Otros ejemplos lamentables que el capitalismo siembra en la región se ubican en la cultura del robo y ostentación de sucesivos presidentes municipales del PAN en los municipios mas grandes y ricos de norte de la ciudad de México, así como la cultura carente de miras de no pocos cuadros del PRD, forjados al calor de un política realista de “izquierda” que hace mucho tiempo perdió la sensibilidad por el sufrimiento y la injusticia ambiental que padece la mayor parte de gente de la región. De ahí su falta de interés por la denuncia, los cambios de fondo o la búsqueda de alternativas para la reconstrucción de las comunidades y recursos naturales.
Espejo fiel, de su sequito de oportunistas y de los medios de comunicación a fines, fue el trato “ejemplar” que el gobierno priista de Enrique Peña Nieto dio a las protestas populares contra la exclusión comercial de los floricultores de Texcoco. Que termino en la peor represión, golpiza, asesinato, violación tumultuaria y encarcelamiento de los luchadores sociales del pueblo de San Salvador Atenco.
Al oriente de la Sierra nevada crece la cuarta marcha urbana mas grande del país, formada por las ciudades de Puebla, Tlaxcala, Apizaco, Cholula y Amozoc, entre otras, y sus parques industriales, homogenizados por la planta automotriz de la transnacional alemana Volkswagen, que en 40 años a producido 7 millones de vehículos y consumido un volumen de agua superior a los 3 billones de litros. Si se suma el consumo de agua de las proveedoras de Volkswagen y además industrias químicas y acereras, aunado al de las ciudades, se entiende la muerte de los humedales originales y la tierras fértiles de Puebla y Tlaxcala, Ali como que los superficiales espejos de los otrora ricos acuíferos se hundan a gran profundidad.
El agua de la región también sirve a la industria maquiladora textil de Tehuacan y la sierra de Teziutlan, la ciudad de Puebla y el estado de Tlaxcala, facilitando la explotación del trabajo femenino e incluso el trabajo infantil clandestino ( en Tlaxcala, desde los siete años de edad).Junto a las aguas envenenadas de los principales ríos de la región, fluyen los bajos salarios, la depreciación y asedio de las trabajadoras, el régimen carcelario de las empresas o los reclusorios utilizados como maquiladoras, lo que desemboca en el trafico de blancas, (especialmente de niñas), que ya se han convertido en el producto mas solicitado de las industrias Kamel Nacif y su “gober precioso”, Mario Marin.
A la destrucción del cuerpo de las mujeres y niñas, corresponde una destrucción de la naturaleza, como la contaminación de las aguas de la presa de Texcalac, ocasionada por la empresa Dow Chemical, en el parque industrial Xicotencatl; el bloqueo industrial de las barrancas de la Malinche, que impide el relleno de la laguna de Acuitlapilco; Los desechos que la maquila del parque industrial San Miguel vierte en el río Atoyac, los desechos de los parques industriales resurrección y Pueblo 2000 arrojan hacia las barrancas de las colonias Joaquín Colombres y El Salvador de la ciudad de Puebla, o los desagües industriales y urbanos generalizados que desembocan en la pestilente presa de Valsequillo y que provocan cáncer, posibles mutaciones genéticas y muerte en las comunidades de la región.
El puebla y Tlaxcala nace entonces una movilización contra este despojo de aguas, tierras y condiciones de vida. Entre otras luchas, Ocotlan se levanta en contra de la perforación de cinco pozos por cuenta del organismo operador de la ciudad de Puebla , SOAPAP ( ya parcialmente privatizado a favor de Veolia y Suez); Santa Ana Xalmimilulco sale a la autopista de México- Puebla para protestar contra la empresa Ecotermica y su incinerador, que enferma de cáncer a la población; Texcalac denuncia el vertido de venenos de Dow Chemical; el pueblo de Acuitlapilco resiste a la conversión del lecho de la laguna con el mismo nombre en locacion de unidades habitacionales y malls; los pobladores de Villa Alta y organizaciones civiles locales denuncian en tribunales internacionales el vertido que las maquiladoras hacen de sustancias químicas con consecuencias cancerigenas en el río Atoyac, mientras los vecinos de las colonias Joaquina Colombres y El Salvador pelean contra el uso de su espacio como basureros
EL SAQUEO DEL AGUA INDIGENA PARA LA CIUDAD DE MEXICO A TRAVES DE LOS SIGLOS SIGLO XVI
Cuando llegan las lluvias al centro y sureste de México convergen las aguas de dos vertientes oceánicas, pero ya sin huracanes y sobre fértiles tierras de origen volcánico. Aquí floreció hace miles de años la domesticación indígena del maíz, núcleo de nuestras culturas. Junto a la milpa también maduro el manejo indígena del agua; para traer las lluvias y regular las granizadas, mediante el cuidado de los cerros y sus bosques; para su uso agrícola y urbano de los lagos, ríos, manantiales y ciénegas, por medio de apancles, jagüeyes , diques, acueductos, chinampas, etc. Por ello, los pueblos originarios se nombraban a si mismos como la gente de las aguas y los cerros (en nahuatl: Altepetl; en totonaco: Chucho tsipi; en Mixteco: Yucunduta; en Hñahñu: An dehe nttoehe, etc.). México-Tenochtitlan y sus deslumbrantes infraestructuras técnicas de manejo del agua solo fueron una de las síntesis históricas de los milenarios saberes hídricos creados en Mesoamérica.
SIGLO XVI
La ciudad de México-Tenochtitlan concentro el conocimiento milenario de los pueblos sobre aguas del Anahuac. El Altepetl se desarrollo a partir de un sofisticado sistema técnico de manejo de aguas conformado por 95 obras de infraestructura hidráulica: para separar aguas dulces y salobres, transporte y distribución de agua dulce, control de inundaciones, calzadas para comunicar la isla con tierra firme, muelles, trampas para patos y, especialmente, las chinampas que, al arribo de los españoles, producían alimento para aproximadamente un millón de personas. Por eso, México-Tenochtitlan es en el siglo XVI la mayor concentración demográfica del mundo. La cultura Mexica se desarrollo conviviendo con el agua sin tener que arrojar los excrementos o los desperdicios en las aguas del lago.
SIGLO XVIII
Durante la colonia, el agua del lago y los ríos no era considerada por los españoles como una bendición o algo sagrado con lo que había que convivir, sino como el principal obstáculo para la expansión de la ciudad de México. Además de ensuciar el agua con excrementos, la incomprensión del funcionamiento de las infraestructuras prehispánicas condujo a su destrucción y ocasiono el problema secular de las inundaciones de la ciudad de México. De ahí que para los colonizadores y sus descendientes, la desecación del lago se volviera un emblema de civilización y progreso. Poco a poco, la ciudad creció, al igual que las ciudades cercanas de Cuernavaca, Toluca, Pachuca, Tlaxcala y Puebla, aunque no se manifestaba aun ninguna amenaza ambiental seria contra los bosques y aguas de la región central del país.
SIGLO XIX.
Después de 300 años de sistemática desecación del lago, la ciudad de México, a fines del siglo XIX, era todavía una ciudad lacustre, llena de canales vivos en los que navegan, desde trajineras hasta barcos de vapor. El principal cultivo y abasto de sus alimentos para una población incrementada, así como el agua potable que consumía en aquel entonces la capital, dependía aun de las aguas dulces originales, indígenas, del sur del lago (Xochimilco y Chalco). Sin embargo, junto con la industria textil en Orizaba y Río Blanco, Porfirio Díaz impulso un gran cambio en la cultura hídrica de la ciudad al construir el desagüe de la Ciudad de México, que significara la “solución final” a la anhelada desecación del lago (el gran canal).
1920
Durante las primeras décadas del siglo XX, los distintos gobiernos se dedicaron a consolidar la incipiente planta industrial del país y las obras hídricas urbanas, por lo que el progreso y modernidad de la ciudad de México se baso en nuevas redes de comunicación y de abasto de agua. La construcción del acueducto subterráneo Xochimilco-Condesa, que entro en operación en 1902, permitió el crecimiento de la ciudad hacia el sur y la aparición renuevas colonias para las clases altas: la Roma, la Condesa, la del Valle, Mixcoac, etc. Esta situación significo que 400 años después de la Conquista, el crecimiento de la ciudad seguía basándose en el despojo de las aguas indígenas nahuas del agonizante lago Xochimilco.
1950
Después de la Segunda Guerra Mundial, con el impulso al modelo de Industrialización por Sustitución de importaciones, las políticas económicas privilegiaron a la ciudad de México como principal zona industrial del país. Ello propicio un crecimiento en la demanda de vivienda y servicios, que requerían un abasto descomunal de agua y, a su vez, provocaron los primeros grandes hundimientos de la ciudad. Las fuentes tradicionales de abasto de agua de la ciudad (ríos, lagos y pozos) resultaron insuficientes a ojos de los gobernantes. La capital volteo su mirada hacia reservas hídricas del Valle de Toluca, mas allá de la sierra de las Cruces, considero que los 2 mil 600 metros sobre el nivel del mar de ese valle facilitaría el despojo de las aguas a las comunidades hñañhu. Así se decidió construir el Sistema Lerma I, para saciarla creciente sed industrial de la ciudad.
1970
Para los años setenta, la ciudad de México concentraba ya 50% de toda la industria del país, debido a que se retrasaron y fracasaron parcialmente los planes de los años 50 y 60 de trasladar la gran industria hacia el golfo de México y el sureste. La ciudad se convirtió en un moustro donde coincidían industria, comercio, vivienda, poder político central, servicios públicos y privados, generación de basura, despojo, deforestación de las sierras aledañas y contaminación del aire y del agua. El crecimiento urbano fue de tal magnitud que el agua de las comunidades otomíes del sistema Lerma I resultaba ya insuficiente. Por ello inicio la construcción del proyecto Lerma II, que amplio el saqueo hacia mas apartadas regiones hñañhu y mazahua. La explotación del Sistema Lerma hizo que el solo 30 años disminuyera su capacidad de abasto, de 14 a 6 m3 por segundo.
1990-2000
A partir de los gobiernos de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas, pero sobre todo, con el inicio del TLC en 1994, la marcha urbana de la ciudad de México crece como nunca, a la par del crecimiento de la industria, la urbanización y el consumismo de las ciudades que la rodean y forman una “corona de ciudades” en torno a la capital. El robo de agua a territorios indígenas se hace mas grande, pues Lerma I, II ya no alcanzan. Desde los ochentas inicia la operación del Sistema Cutzamala, ante el incremento en la demanda de agua en la región central. Aumentan las descargas de aguas negras y la basura; se acelera la desecación final de lagos y ciénegas, el agotamiento de las aguas rodadas en los campos vecinos y el abatimiento de los espejos de agua de los acuíferos; se contaminan como nunca en el valle de Mezquital y los ríos Atoyac, Apatlaco, Zahuapan, Balsas, Panuco y Lerma.
SIGLO XVI
La ciudad de México-Tenochtitlan concentro el conocimiento milenario de los pueblos sobre aguas del Anahuac. El Altepetl se desarrollo a partir de un sofisticado sistema técnico de manejo de aguas conformado por 95 obras de infraestructura hidráulica: para separar aguas dulces y salobres, transporte y distribución de agua dulce, control de inundaciones, calzadas para comunicar la isla con tierra firme, muelles, trampas para patos y, especialmente, las chinampas que, al arribo de los españoles, producían alimento para aproximadamente un millón de personas. Por eso, México-Tenochtitlan es en el siglo XVI la mayor concentración demográfica del mundo. La cultura Mexica se desarrollo conviviendo con el agua sin tener que arrojar los excrementos o los desperdicios en las aguas del lago.
SIGLO XVIII
Durante la colonia, el agua del lago y los ríos no era considerada por los españoles como una bendición o algo sagrado con lo que había que convivir, sino como el principal obstáculo para la expansión de la ciudad de México. Además de ensuciar el agua con excrementos, la incomprensión del funcionamiento de las infraestructuras prehispánicas condujo a su destrucción y ocasiono el problema secular de las inundaciones de la ciudad de México. De ahí que para los colonizadores y sus descendientes, la desecación del lago se volviera un emblema de civilización y progreso. Poco a poco, la ciudad creció, al igual que las ciudades cercanas de Cuernavaca, Toluca, Pachuca, Tlaxcala y Puebla, aunque no se manifestaba aun ninguna amenaza ambiental seria contra los bosques y aguas de la región central del país.
SIGLO XIX.
Después de 300 años de sistemática desecación del lago, la ciudad de México, a fines del siglo XIX, era todavía una ciudad lacustre, llena de canales vivos en los que navegan, desde trajineras hasta barcos de vapor. El principal cultivo y abasto de sus alimentos para una población incrementada, así como el agua potable que consumía en aquel entonces la capital, dependía aun de las aguas dulces originales, indígenas, del sur del lago (Xochimilco y Chalco). Sin embargo, junto con la industria textil en Orizaba y Río Blanco, Porfirio Díaz impulso un gran cambio en la cultura hídrica de la ciudad al construir el desagüe de la Ciudad de México, que significara la “solución final” a la anhelada desecación del lago (el gran canal).
1920
Durante las primeras décadas del siglo XX, los distintos gobiernos se dedicaron a consolidar la incipiente planta industrial del país y las obras hídricas urbanas, por lo que el progreso y modernidad de la ciudad de México se baso en nuevas redes de comunicación y de abasto de agua. La construcción del acueducto subterráneo Xochimilco-Condesa, que entro en operación en 1902, permitió el crecimiento de la ciudad hacia el sur y la aparición renuevas colonias para las clases altas: la Roma, la Condesa, la del Valle, Mixcoac, etc. Esta situación significo que 400 años después de la Conquista, el crecimiento de la ciudad seguía basándose en el despojo de las aguas indígenas nahuas del agonizante lago Xochimilco.
1950
Después de la Segunda Guerra Mundial, con el impulso al modelo de Industrialización por Sustitución de importaciones, las políticas económicas privilegiaron a la ciudad de México como principal zona industrial del país. Ello propicio un crecimiento en la demanda de vivienda y servicios, que requerían un abasto descomunal de agua y, a su vez, provocaron los primeros grandes hundimientos de la ciudad. Las fuentes tradicionales de abasto de agua de la ciudad (ríos, lagos y pozos) resultaron insuficientes a ojos de los gobernantes. La capital volteo su mirada hacia reservas hídricas del Valle de Toluca, mas allá de la sierra de las Cruces, considero que los 2 mil 600 metros sobre el nivel del mar de ese valle facilitaría el despojo de las aguas a las comunidades hñañhu. Así se decidió construir el Sistema Lerma I, para saciarla creciente sed industrial de la ciudad.
1970
Para los años setenta, la ciudad de México concentraba ya 50% de toda la industria del país, debido a que se retrasaron y fracasaron parcialmente los planes de los años 50 y 60 de trasladar la gran industria hacia el golfo de México y el sureste. La ciudad se convirtió en un moustro donde coincidían industria, comercio, vivienda, poder político central, servicios públicos y privados, generación de basura, despojo, deforestación de las sierras aledañas y contaminación del aire y del agua. El crecimiento urbano fue de tal magnitud que el agua de las comunidades otomíes del sistema Lerma I resultaba ya insuficiente. Por ello inicio la construcción del proyecto Lerma II, que amplio el saqueo hacia mas apartadas regiones hñañhu y mazahua. La explotación del Sistema Lerma hizo que el solo 30 años disminuyera su capacidad de abasto, de 14 a 6 m3 por segundo.
1990-2000
A partir de los gobiernos de Miguel de la Madrid y Carlos Salinas, pero sobre todo, con el inicio del TLC en 1994, la marcha urbana de la ciudad de México crece como nunca, a la par del crecimiento de la industria, la urbanización y el consumismo de las ciudades que la rodean y forman una “corona de ciudades” en torno a la capital. El robo de agua a territorios indígenas se hace mas grande, pues Lerma I, II ya no alcanzan. Desde los ochentas inicia la operación del Sistema Cutzamala, ante el incremento en la demanda de agua en la región central. Aumentan las descargas de aguas negras y la basura; se acelera la desecación final de lagos y ciénegas, el agotamiento de las aguas rodadas en los campos vecinos y el abatimiento de los espejos de agua de los acuíferos; se contaminan como nunca en el valle de Mezquital y los ríos Atoyac, Apatlaco, Zahuapan, Balsas, Panuco y Lerma.
MAS CLARO NI EL AGUA
MAS CLARO NI EL AGUA
El metabolismo del agua de la ciudad de México.
Después de sesenta año de crecimiento a costa del territorio rural, la megalópolis de la Ciudad de México esta en su peor momento de expansión. La política de Felipe Calderón de expulsión de la población campesina, de impulso a los negocios inmobiliarios, la industria automotriz y los agrocombustibles, amenazan no solo con hacer crecer mas la mancha urbana, profundizar sus graves problemas y conducir a toda la región central al colapso ambiental y social. Como ello se suma la crisis climática e hídrica mundial y a la recensión económica en estados unidos, que cierra el empleo de los inmigrantes y su envió de remesas a México, redunda en el flujo de cada vez mas inmigrantes a las urbes del centro del país.
La relación de la ciudad con el campo (que de por si es injusta) y el modo como el capitalismo mexicano mas administra las crisis ambiental y económica, llega a extremos en los que cada vez mas comunidades rurales y urbanas enfrentan situaciones limite de supervivencia, lo cual encienda cada día mas conflictos en todo el país. La evidencia más clara de los peligros de la insustentabilidad actual es, quizá, la manera completamente irracional como funciona el metabolismo del agua del segundo conglomerado urbano más grande del planeta.
Desde hace mas de cincuenta años , la ciudad de México supuestamente no puede sobrevivir con sus propias reservas de agua, pues las de su subsuelo solo abastecen 70% de su consumo, y el restante 30% se trasvasa y roba desde las cuencas de los ríos Lerma y Cutzamala, en el valle de Toluca. Cuando la ciudad fue reconstruida en el periodo colonial, el agua era vista como abundante y los gobiernos se acostumbraron a desperdiciar el agua de los ríos y la lluvia. Así, la ciudad nunca contó con una política de protección de bosques ni de la edificación de obras para la captación del agua pluvial. Por ello, el agua limpia de la lluvia hoy se continúa mezclando con las aguas negras de la ciudad. La falta de mantenimiento en la red de distribución del Distrito Federal provoca, además, que 35% del agua que ahí corre se desperdicie en el subsuelo por fugas.
La sobreexplotación de los mantos genera hundimientos que se manifiestan en cada vez mas gritas que destruyen las casas de los vecinos que habitan sobre el perímetro de lo que fue el antiguo lago (acuitardo), lo que adicionalmente reactualiza el peligro de inundación en las zonas de mayor hundimiento de la ciudad. Si la catástrofe no es mayor es por que simultáneamente ocurre otro proceso irracional: millones de litros de agua contaminada por la industria, el comercio, basureros y consumidores domésticos se arrojan fuera de la ciudad, al valle del Mezquital, en Hidalgo donde comuneros y ejidatarios hñahñu la usan para regar cultivos que consumen ellos y los habitantes de la ciudad de México. La ciudad consume 72m3 por segundo y descarga, entre 40 y
230m3 por segundo según la estación. La contaminación de las infraestructuras y del subsuelo urbano genera que cuando el agua de los pozos llega a los hogares de los habitantes de la ciudad, esta contiene materia fecal, solventes, detergentes, gasolina, pinturas, químicos, metales pesados y otras sustancias cancerigenas.
La injusta y desigual distribución del agua permite abundancia y despilfarro en el poniente de la ciudad, para las zonas residenciales, los clubes de golf, etc., y en el norte, para las zonas industriales, comerciales y de servicio, mientras los barrios populares del oriente y el norte padecen severas carencias en la calidad y cantidad del líquido.
El robo del agua que la ciudad de México impulso al valle de Toluca produjo la desecación de su lago y la sobreexplotación de sus acuíferos.
Por eso el crecimiento voraz de la Ciudad de México hace tiempo le marco límites infranqueables al desarrollo equilibrado de ese valle. Sin embargo la ciudad de Toluca se ha esmerado en depredar los recursos naturales y en descargar sus inmundicias en el entorno indígena campesino.
En el norte de la ciudad, el cambio del patrón industrial de los años ochenta, el desempleo, la descomposición social y la crisis de las maquiladoras llevaron a que los grandes poderes mexiquenses hicieran negocia al convertir esta zona en un laboratorio para la construcción de cientos de miles de casa que semejan los campos de concentración de Auschwitz o Treblinka, con sus torres de telefonea celular, sus outlets, centros comerciales, malls, tiendas de convivencia, gasolineras y gaseras, megabasureros, incineradores y aeropuertos que sobreexplotan los acuíferos de la zona.
Sin una escala industrial similar, el desastre ambiental al oriente de la capital del país es extraordinario en Puebla y Tlaxcala. Como se aprecia en el mapa, la abundancia regional originaria de un agua que nunca fue exportada a la ciudad de México, posibilito un gran crecimiento industrial y urbano mucho mayor que el del Valle de Toluca. Mientras, al sur, en el estado de Morelos y en el suroriente del estado de México, aunque se intento desarrollar zonas industriales en Cuernavaca y Cuautla, lo mismo que en red de maquilas para exportación, la crisis económica y el fracaso del plan Puebla/Panamá detuvieron los proyectos. Así, a la manera del norte de la ciudad de México, brotaron políticos y empresarios montados en la política nacional de descampesinizacion y en los estímulos y corruptelas a favor de la urbanización, para especular con negocios de unidades habitacionales, nuevas carreteras, gasolineras, centros convencionales, hoteles, universidades privadas, parque acuáticos, clubes de golf, que también empujan hacia un crecimiento que amenaza las ultimas reservas de agua limpia de la región central del país.
Durante los últimos años numerosos expertos señala que la población de la capital del país ya no crece, sino disminuye. Esto oculta el visible hecho de que, en realidad, la ciudad en su conjunto (el DF mas las áreas con urbanas de los estados de México e Hidalgo) y la corona de ciudades, pueblos y municipios que la rodean, crece desorbitadamente, ocasionando el agotamiento de las reservas forestales, suelos, aguas, aires limpios y climas, la contaminación irreversible de cuencas completas que se ubican mucho mas allá del territorio de la corona, así como el desastroso trasvase de aguas de la vertiente de4l Pacifico hacia el Golfo de México. Lo que encamina a decenas de millones de personas hacia un colapso ambienta y social sin precedentes.
Frente a esta situación de catástrofe, diversas comunidades dan señales de vida al proponer nuevas formas de uso del agua que no están basadas en la destrucción del campo y de los campesinos, ni en la depredación o el consumo ilimitado de recursos. Es el caso de los proyectos de regeneración socioambiental para la recuperación de barrancas en la delegación Álvaro Obregón y Magdalena Contreras; programas comunitarios para rescatar recursos naturales y articular la organización ecológica con la educación, salud y la atención de la población; la construcción de “azoteas verdes” promovidas en algunas unidades habitacionales del Movimiento Urbano Popular; las acciones comunitarias para la recarga de mantos acuíferos en el parque de San Miguel Teotongo a la construcción de banquetas de grava en unidades habitacionales y barrios del MUP, así como la construcción y manejo exitosos de plantas de tratamiento de aguas residuales en El Chapulín, Naucalpan. Mención especial merece el esfuerzo comunitario de rescate integral del Salto de San Antón, en Cuernavaca, por la construcción colectiva de Biofiltros de agua, la limpieza de basura en el lecho del salto,
La sustitución de letrinas convencionales por letrinas secas en las casa que arrojan sus desechos al río Apatlaco, la construcción de cisternas familiares y comunitarias para la captación de agua pluvial, los programas de clasificación y manejo de basura, la socialización de su experiencia con otras organizaciones comunitarias, así como la movilización callejera y la oposición argumentada al emplazamiento de un nocivo megabasurero en la estratégica zona de las barrancas de Lomas de Mejía.
La magnitud de la crisis del agua de la megalópolis da pie a pensar que estas luchas de resistencia local son insignificantes, pero no lo son en absoluto. Miradas en el espejo de la destrucción constituyen esfuerzos extraordinarios por defender la vida inmediata de las comunidades. Y adquieren una dimensión mayor cuando pasan a formar parte de un movimiento popular organizado que no solo propone soluciones inmediatas, sino que además cuestiona las causas de fondo de la actual devastación: las políticas de descampesinizacion, la urbanización salvaje, la depredación de los recursos, la destrucciones de lo colectivo y lo publico, la privatización del agua, la corrupción de las autoridades, pero, sobre todo, la forma social y el contenido material del capitalismo actual.
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